La excusa del amor y la duda de la muerte.
Las risas robaban el poco oxígeno que quedaba en la habitación. Ambos con dulces arañazos en la espalda, fruto de la pasión. Revueltos entre sábanas arrugadas en el suelo, consumiéndose así mismos. El humo de sus cigarros lo inundaba todo y una botella de vodka estaba a punto de morir al igual que lo hacían las llamas de las velas. Estaban muy juntos, echándose de menos cada vez que paraban de besarse para respirar. El rojo de labios estaba presente en una camisa blanca y un vestido de satén desperdigados por el suelo. Y amor en cada ángulo de la habitación.